Como es lógico y normal, los hijos del Huebra vamos presumiendo de San Muñoz allá donde estemos, lo cual influye en la gente de nuestro alrededor, hasta tal extremo que cuando llegan a la orilla del Huebra besan la tierra que pisan.
Otros aún no han tenido la posibilidad de estar en San Muñoz, pero disimulan sus ganadas de pasearse por la orilla del Huebra vistiéndose con la camiseta que el verano pasado pusimos tan de moda.
Todo a su tiempo, hay Huebra para todos, mientras tanto seguimos internacionalizando la orilla del Huebra.
Besitos para ellas y abrazos para ellos.
ese Joaquin grande!!!!
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